sábado, 9 de febrero de 2013

(Re)cuento chino


Ayer no pude escribir. Sólo fragmentos de ideas que no vale la pena mostrar, sería como ofrecer una comida medio cruda. Y porque si no tienes algo medianamente bueno que dar, aunque se trate de una frase sencilla, mejor guardar silencio.

Me dio por abrir La náusea, de Sartre, y leí este fragmento que había subrayado:





Hoy lo más productivo que he hecho ha sido cambiar las sábanas y barrer el piso. Escribir tweets no cuenta. Y la pasta estaba buena, pero las he hecho mejores. 

La televisión los sábados es hacer zapping por el aburrimiento, telediarios que se repiten en salones vacíos, porque los fines de semana la gente no quiere ver bombardeos en Siria y desastres naturales, porque se fueron al cine o de cañas. Porque están como ausentes frente a las imágenes en movimiento, ponen la tele en mute para que les haga compañía, como una mascota, un familiar más. Por inercia. 

A lo mejor tenga que dejarlo todo para escribir ficción, como Roquentin, sólo que mi París es La Habana, la ciudad con todo el tiempo del mundo entre sus ruinas, la ciudad de ficción, la capital del país ficticio de donde vengo. 

Porque mi vida, la vida allí, era un sin sentido, y escribir ficción era el pasadizo a otra irrealidad que no existe si no se escribe. No es que escribiendo vaya uno a alcanzar la divinidad, vaya a salvarme siquiera, es que escribiendo se practica el arte del escapismo. Se es Houdini por un rato, se vuela lejos, importan menos los demás y sus rutinas, aunque sus esencias se conviertan en frases, a veces hechas, otras maltrechas.

Hoy tengo que corregir un libro, la pereza, tan hija de puta, me susurra al oído que si vino tinto, que si una película nueva, que si acurrucarse en el sofá a cantar y querernos, pero no, ahí te quedas, pereza maldita. Yo me pondré a trabajar.


PD: Este 10 de febrero los chinos reciben el Año de la Serpiente, y me da por imaginar que alguien en Cantón, algún pariente lejano que nunca conoceré, celebrará la llegada de este año lunar y pedirá prosperidad y salud para todos, incluida yo.

Uno de los dibujos de mi agenda erótica en proceso. Lien C. Lau.


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